Un campesino tenía tres hijas y, queriendo poner a prueba la inteligencia de las jóvenes, las llamó diciendo:
– Aquí están las manzanas que debéis vender en el mercado. Alba, que es la mayor, llevará 50; María recibirá 30 y Blanca se quedará con las 10 restantes. Si Alba vende 7 manzanas por 1€, las otras tendréis que vender al mismo precio, es decir, 7 manzanas a 1€; el problema debe ser resuelto de modo que las tres recibáis la misma cantidad.
– Y, ¿no puedo regalar alguna de las manzanas que tengo?, preguntó Alba.
– De ninguna manera –contestó el campesino-. La condición que impongo es esa: Alba debe vender 50, María 30 y Blanca sólo podrá vender 10. Y al precio que Alba venda, tendrán que vender las otras. Hacer la venta de modo que finalmente recibáis cantidades iguales.

Este, después de meditar algunos minutos, dijo:
-Este problema es muy simple. Vended las manzanas de acuerdo con lo que vuestro padre determinó y llegaréis al resultado que os pidió.
Las jóvenes fueron al mercado y vendieron las manzanas; Alba vendió 50, María vendió 30 y Blanca 10. El precio fue el mismo para todas y cada uno recibió la misma cantidad.
¿Podéis deducir de qué modo las muchachas resolvieron el problema?
Solución
Alba comenzó la venta fijando el precio de 7 manzanas a 1€. De ese modo vendió 49 manzanas, y se quedó con una de resto, recibió en esta primera venta 7€. María, obligada a ceder las manzanas por el mismo precio, vendió 28 manzanas por 4€, y se quedó con dos. Blanca que disponía de 10 manzanas, vendió 7 a un euro y se quedó con 3.
A continuación Alba vendió la manzana que le quedaba en 3€, María de acuerdo a la condición impuesta vendió las dos manzanas que le quedaban a 3€, obteniendo 6€, y Blanca vendió las tres que le quedaban en 9€.
Terminado el negocio, como es fácil verificar, cada una de las muchachas recibió 10 €.