No es sólo la primera mujer registrada en la historia de la ciencia, es la primera persona en la historia que firma sus escritos, siendo conocida como el Shakespeare de la literatura sumeria.
 
Su padre fue Sargón I el Grande, rey que unió Sumeria y Acadia. Para controlar también el poder sacerdotal nombró a su hija en (suma sacerdotisa) de la diosa sumeria de la luna Nanna en Ur (Irak). La costumbre de nombrar sumas sacerdotisas a las princesas durará 500 años. Casi todos los escritos de la época lo realizaban los escribas por encargo de sus amos, por lo que no firmaban la autoría; seguramente la posición de poder de Enheduanna la llevó a ser la primera persona que firma sus escritos lo que nos permite asegurar a ciencia cierta la existencia de esta mujer hace 4300 años.
 
Gracias a su obra, en la que habla de su linaje e incluso relata una leyenda sobre su nacimiento muy parecida a la de Moisés, sabemos algunos datos de su historia personal. Mediante su identificación con Inanna pudo describir sus sufrimientos ante la pérdida de su belleza y su envejecimiento. En la evolución de la Astronomía desempeñó un papel sumamente importante ya que, al  ser la única persona que podía dictar nuevas leyes en Babilonia, controlaba los conocimientos matemáticos y astronómicos de sus territorios, lo que es lo mismo que decir que era una de las precursoras de ambas ciencias.

 
Heduanna